¿Por qué algunos rostros nos atraen naturalmente?
El carisma es aquella cualidad o don natural que tienen algunas personas para atraer y agradar a los demás por su presencia. También puede llamarse un «magnetismo personal».
¿No te ha ocurrido cuando observas por primera vez a alguien que sientes ganas de hablar inmediatamente con él o ella? Esa sensación de acercarte y bajar la guardia como si ya fueran grandes amigos puede ser causada por la configuración de su rostro.
Si hicieras un recuento de las personas con quien te ha sucedido esto, podrías ver que morfológicamente esos rostros comparten ciertas características que podríamos denominar carisma facial . Estos rasgos han sido estudiados ampliamente por los expertos en morfopsicología y suelen ser los siguientes:
– Rostros curveados: no tiene que ver con una forma específica en el contorno facial, lo que buscamos más bien son rostros sin esquinas pronunciadas en sus rasgos predominantes (cejas, frente, mandíbula). Esta particularidad demuestra adaptación tanto a situaciones, como a pensamientos o grupos sociales; aparece en personas que «embonan» fácilmente y representan poco riesgo para nuestro cerebro reptiliano – que es el que toma decisiones de forma rápida para mantenernos a salvo.
– Narices con punta redondeada: tomando en cuenta que la forma en la que nos acercamos a los demás se refleja en este apéndice, una nariz chata y con mayor curvatura hablará de gente con habilidad para el contacto suave, amable y cordial – no es casualidad que esta característica aparezca en la mayoría de los personajes «buenos» de las caricaturas.
– Labios gruesos: el cómo te comunicas con el mundo exterior se proyecta en la boca, principalmente en los labios. Los rostros que oralmente fluyen mejor, los que no conocen las respuestas monosilábicas, son aquellos que poseen labios gruesos. Suelen ser grandes conversadores.
– Pómulos elevados: son puntos de apoyo visual involuntario que nos dejan ver el nivel de liderazgo de las personas. También nos manifiestan la alegría en la que viven los demás, pues en la mayoría de los casos su redondez es consecuencia del hábito de la sonrisa
– Piel sana: dejando a un lado el tipo de cutis (seca, mixta o grasa), la dermis lisa, sin marcas, sin manchas o cambios de tono, es la que más atrae socialmente. Esto es así porque la piel es también un índice de salud corporal, y cuando observamos a alguien aparentemente sano, inconscientemente nos relajamos y nos sentimos más seguros para interactuar.
Aunque no te des cuenta tu cerebro está atento para reconocer estas características en las personas que te rodean (es un mecanismo natural de supervivencia), por eso cuando las encuentra en una cara nueva te predispone positivamente para acercarte a ella.


Cómo mejorar tu carisma
Ahora que sabes los componentes del rostro carismático podrías aplicar algunos pequeños trucos para usarlos a tu favor, independientemente de tu temperamento facial. Aquí te los comparto:
1. Descubre tus cualidades faciales: de las características anteriores observa cuáles ya están presentes en tu rostro y sácales provecho. Puedes aliarte del maquillaje (no sólo las mujeres), peinado, accesorios y los colores que rodean tu rostro para acentuar las características que te hacen naturalmente carismático; también puedes usar estos elementos para disimular los rasgos faciales más angulosos que tengas.
2. Acostúmbrate a sonreír: cada vez que conozcas a alguien procura lucir tu mejor sonrisa en los primeros segundos de interacción. Cuando sonríes los pómulos se elevan naturalmente, tus labios se curvean y se enmarca tu mirada. Esto suaviza drásticamente tus rasgos faciales y ayuda a los demás a entrar en confianza.
3. Consiente a tu piel: toma en cuenta que no existen pieles buenas ni malas, ni es un tema exclusivo de mujeres. Todos tenemos cualidades dérmicas que nos pueden ayudar a atraer a los demás. Lo importante es que seas consciente del tipo de piel que tienes y de la etapa de vida que está pasando. Enfócate en mantenerte hidratado y no exigirle más de lo que a tu edad y raza corresponde.
Conclusión
No es necesario ganarse la lotería genética para tener un rostro carismático, todos tenemos características que nos pueden hacer atractivos a la vista de los demás. Es cierto que algunos rostros parecen estar diseñados para gustar, pero también es cierto que siempre hay cosas que podemos hacer para aprovechar mejor lo que la naturaleza nos dio.
Te invito a poner a prueba algunos de los consejos que encontraste en este artículo y que comentes qué resultados tuviste. Una de las partes más divertidas de la morfopsicología es la oportunidad de poner a prueba sus conceptos y convertirte en un tu propio experimento. Te aseguro que los resultados te sorprenderán.


María de Jesús Salazar
Directora académica de CEICM y profesora titular del diplomado de morfopsicología. A través del estudio del rostro humano promueve el valor del autoconocimiento. "Aprender a leer tu rostro es una manera de aprender a quererte y valorarte mejor. También es una forma de conectar profundamente con quienes te rodean".