¿La grafología es una ciencia?

La pregunta resuena cada vez que alguien se enfrenta por primera ocasión a esta impresionante disciplina. En la mayoría de los casos, la duda esconde el temor de estar frente a un embaucador o el miedo de tentar a la suerte al entrar en contacto con las artes oscuras. Pero no hay nada que temer y aquí te explicamos por qué.

Desde el surgimiento del acto escritural en la raza humana, grandes pensadores se han detenido a observar la inevitable originalidad que cada individuo imprime en sus letras. Antes de que la grafología tuviera nombre oficial, muchos aficionados a la escritura dedicaban su tiempo a tratar de entender la relación entre esta y la personalidad; uno de ellos fue el famoso escritor Edgar Allan Poe, quien incluso llegó a publicar sus observaciones en periódicos locales analizando firmas de figuras famosas en su época.

Ciencia grafológica

Sin embargo, fue el abad francés Jean-Hippolyte Michon quien a mediados del siglo XIX se entregó a la rigurosa tarea de sistematizar el estudio de la escritura manual y analizar su relación con el carácter y la conducta de las personas. Fue también Michon quien dio nombre a la grafología combinando las raíces griegas graphos (escritura) y logos (estudio), convirtiéndose así en el padre de esta ciencia.

Una vez sentadas las bases de esta disciplina, estudiosos de diferentes materias como la psicología, neurología, criminalística y la medicina han aportado a lo largo de los años técnicas y metodologías para refinar el conocimiento del acto gráfico y explorar sus causas y efectos. Es así como en la actualidad sabemos que cada trazo que ejecutamos es el resultado de la activación de una compleja red de neuronas que también están asociadas a respuestas psico-físicas como la motricidad, la conducta y las emociones. De este modo, la escritura, la firma, los dibujos y cualquier acto gráfico se convierten en un mapa que puede ser interpretado por el grafólogo para observar aspectos profundos de la persona y así conocer más sobre su forma de pensar, actuar y reaccionar.

Finalmente, es importante subrayar que al contar con un objeto de estudio acotado, estar basada en principios, técnicas y metodologías sistematizadas, y obtener resultados que pueden ser verificados, la grafología ha alcanzado hoy su estatus de ciencia. Así que puedes estar tranquilo la próxima vez que un grafólogo analice tu escritura, tu alma seguirá intacta y no se trata de ningún truco de adivinación. Sólo recuerda esta atinada frase: “la grafología nunca se equivoca, pero el grafólogo, si no está bien preparado, sí”.

Sergio Aquino

Sergio Aquino

Director general de CEICM. Perito en grafología y estudioso de la conducta humana. A través de sus cursos y conferencias promueve el valor científico de la grafología y subraya la importancia del auto descubrimiento.

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